De todos ellos, el más grande fue el egipcio Abdelatif Abu Heif. El Cocodrilo del Nilo, como era conocido, falleció el pasado 22 de abril a la edad de 79 años a consecuencia de un cáncer.
Atleta, y de los buenos, debía de ser Heif para surcar los 41 kilómetros de oleaje que separan Dover de Calais en 13 horas y 45 minutos; marca que logró la tercera y última vez que cruzó el Canal de la Mancha. Ese día, fue el único competidor que consiguió llegar a la orilla...
Siendo el décimo de 12 hermanos, el Cocodrilo del Nilo aprendió a nadar en mar abierto casi por necesidad, como una manera de desahogarse de las estrecheces cotidianas. Con 10 años, Heif ganó su primer campeonato escolar. Los entrenadores acababan de descubrir todo un portento de resistencia al agua y un verdadero apasionado del medio acuático. Esa combinación de virtudes le llevaría durante las siguientes tres décadas a competir por medio mundo, desde Capri hasta el Lago Michigan. En total, el nadador egipcio participó en 68 campeonatos y se proclamó campeón mundial de natación de larga distancia en cinco ocasiones.
En uno de aquellos retos, un ya veterano Heif se enfrentó en el Lago de Ontario (Canadá) a Harry William –apodado el Holandés volador –, que en aquellos momentos era el gallito de los mares. Heif se impuso tan claramente, que los diarios franceses de la época titularon: «William se topa con El Maestro».
En 1966, el Cocodrilo del Nilo meditaba colgar para siempre su bañador. Tal fue la conmoción que supuso la posible retirada del nadador, que el mismo presidente egipcio, Gamal Nasser, le pidió que siguiera representando a su país en las competiciones internacionales. Abu Heif se siguió exprimiendo hasta los 45 años, cuando participó en su última carrera: 250 kilómetros a lo largo del Río de la Plata (Argentina). Tardó 60 horas. Y ganó.
Las hazañas y la figura de Heif tampoco escaparon a las leyendas populares. De él se dijo que tenía una capacidad pulmonar que duplicaba lo habitual, o que su sangre fue analizada por científicos americanos para determinar cómo podía soportar tan bajas temperaturas durante tanto tiempo. Pero más allá de esa dimensión sobrehumana que algunos quisieron atribuirle, Heif destacó por su no menos importante condición humana. Entre otras meritorias acciones, el atleta donó uno de sus premios por atravesar el Canal –unos 1.200 euros de la época, lo que era toda una fortuna– a la familia (mujer y siete hijos) de un nadador que murió ahogado en su intento de cruzarlo.
En 2001, Heif fue proclamado unánimemente como el mejor nadador de larga distancia del siglo XX por la Federación Internacional de Natación. Ya en sus últimos años, sus constantes achaques de salud no le apartaron del agua. Era habitual verle nadar, al abrigo y el reposo de la piscina, enseñando a los jóvenes cocodrilos los secretos del mar.
Abdelatif Abu Heif, nadador de larga distancia, nació el 30 de enero de 1929 en Alejandría (Egipto) y murió el 22 de abril en El Cairo.
2 comentarios:
Lo conocí en el verano del 60. Vino a correr y se entrenaba en el Circulo Militar de Olivos, Bs.As., donde yo era el guardavidas. Tenía un físico impresionante, y cuando me dio la mano, la mía se perdió dentro de la suya. No pude sacarme una foto, asi que mucho te agradeceré si me podés enviar la que tenes en tu blog a luismaria49@hotmail.com.
Gracias. Luis.
Hola Luis,
Puedes descargarte tu mismo la foto si la seleccionas y la guardas usando el propio navegador.
No tiene mucha calidad pero es lo único que encontramos...
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