Mildred Loving, que falleció el pasado viernes a los 68 años de edad, logró en 1967 que se derogara la prohibición aún existente en 16 estados norteamericanos de matrimonios entre personas de distintas razas...
Como cualquier otra pareja de la época, la relación entre Mildred Jeter (apellido de soltera) y Richard P. Loving se fue cocinando a fuego lento, superando poco a poco barreras familiares y sociales. Sin duda, un buen entrenamiento para lo que deberían afrontar más tarde. Con 18 años, cuando Mildred se quedó embarazada, la pareja decidió desplazarse aWashington para casarse. No se trataba de un viaje de placer para conocer la capital de EEUU. La elección de esta ciudad se debió a que era uno de los lugares en los que su matrimonio era posible. Años más tarde, cuando su caso estaba en boca de todos, Mildred argumentaría así lo evidente: «Estábamos enamorados y queríamos casarnos; la Ley debería permitir que cualquier persona se pudiera casar con quién quisiera».
Días después de la boda, ya en Virginia, el shérif del condado acompañado por dos ayudantes irrumpió literalmente en la habitación de los recién casados para arrestarles. Alguien que nunca se llegó a identificar había denunciado a la pareja. Fueron juzgados y condenados por «cohabitar como marido y mujer, contra la paz y la dignidad de la comunidad». A efectos prácticos, la sentencia no les dejaba más opción que abandonar Virginia impidiéndoles volver juntos a ese Estado en un plazo de 25 años, o bien sufrir pena de cárcel. El matrimonio se vio forzado a ale jarse de sus familiares y sus amigos e irse definitivamente a vivir a Washington.
Comenzó a partir de ese momento la lucha en favor del amor interracial y contra las trabas legales de EEUU, abanderada fundamentalmente por aquella novia coraje. Durante casi 10 años, los Loving intentaron seguir con su vida, realizando diferentes viajes –siempre por separado– a su localidad natal. Inspirada e impulsada por el movimiento emergente en favor de los derechos civiles y en contra de la segregación racial, Mildred no se rindió nunca. Tras varios años de apelaciones en los tribunales, en los que Loving llegó a contar con la colaboración de un joven fiscal general llamado Robert F. Kennedy, el caso llegó al Tribunal Supremo, que reconoció en 1967 su derecho a vivir libremente casada con un hombre blanco en su lugar de nacimiento y abolió por unanimidad los últimos vestigios segregacionistas que permanecían vigentes en las leyes estadounidenses.
La felicidad, sin embargo, fue efímera para esta pareja que, entre juicio y juicio, había tenido tiempo para ir ampliando una familia que contaba ya con tres hijos: Donald, Peggy y Sindney. Richard P. Loving murió en 1975 en un accidente de tráfico en el que también resultó herida su esposa. Mildred también sobrevivió a la muerte de su hijo Donald en el año 2000.
Probablemente, esta mujer debía su espíritu indomable a sus raíces indias, de las que siempre presumió. De hecho, su padre tenía ascendencia cherokee y su madre portaba sangre rappahannock, una tribu indígena que da nombre al río que atraviesa el Estado de Virginia.
Cada 12 de Junio se celebra el Loving Day, en el que se conmemora el fallo judicial que propició el amor en blanco y negro. El año pasado, al cumplirse el 40 aniversario de esta decisión, Mildred, fiel a su estilo, reclamaba ya el amor en colores, en favor del matrimonio entre gays y lesbianas.
Mildred Loving, activista contra la segregación racial, nació en 1939 en Central Point (Virginia, EEUU) ciudad donde falleció el 2 de mayo de 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario